Respiro la noche con tranquila resignación, espero un cambio, algo que me despierte, que me emocione, que me saque de esta mirada lejana.
Espectadora de mí misma, vivo sin vivir en mí.
No, no soy una teresiana que muere porque no muere porque alta vida espere. Son mis ojos, no están donde deben, miran desde la lejanía la anodina vida que me rodea.
Solo algunas chispas me ayudan a salir del tedio, vivo con dos de ellas, y a veces de tanta chispa, estallo. Pero existen otras chispas, otros colores de mi arco iris que se han alejado o no están lo suficientemente cerca o... quizás sea yo la que me he evadido pues me siento perdida en un abismo en el que la única luz es la suya.
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