La mañana despunta y perfila la montaña de blanca cumbre. Al fin se han alejado las sombras de la noche que me atenazaban con sus tentáculos viscosos. Caliento el agua en el fuego y lleno la bañera. Pétalos de rosa perfuman mi cuerpo ya sumergido. A mi alrededor el verde pasto, en los árboles las gentiles hojas me saludan tibias y los pájaros me cantan con ganas después de una noche de reposo. Las mariposas salen de sus capullos sedosos y acarician mi rostro. |
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